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sábado, 30 de marzo de 2013

Extremos

A él le daba igual si ella estaba con unos u otros. Era tan orgulloso, que no la quería para él, pero tampoco para nadie más. Le encanta ver como se muere por sus huesos, se siente machote, pero no por ello la quiere, simplemente es una más en su lista. Pero ella le seguía el juego. ¿Él? su mundo. Ella optó por pasar de todos los demás y centrarse en él. Otros la trataban como una reina, pero no eran él. Tenía que sentirse grande, y eso solo cuando estaban enfrente el uno del otro. Entonces, comprendió que como él no había otro, pero sobretodo, que si él estaba delante, no había nadie más. Todo lo que hacía giraba en torno a él. Pero en realidad no había otro como él. Nadie la había hecho jamás tanto daño, nadie había jugado con ella de esa forma, y se había marchado sin ninguna explicación. Y ahora aunque se muere del dolor, no se arrepiente de nada, el lo fue demasiado, lo fue todo. Y después de todo lo que vivieron, lo prefería a él antes que a su vida.

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