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viernes, 29 de marzo de 2013

Debilidad

Siempre hay un momento de debilidad, cuando sientes que ya no puedes más, y es inevitable echar la vista atrás. Entonces ves todo el camino que has recorrido hasta llegar donde estás, y las personas que se han quedado en la mitad. Te inundan esas ganas de llorar y solo quieres gritar. Gritar de rabia ahogando el dolor en un suspiro.En ese instante es cuando te entran ganas de salir corriendo, pero no hacia delante, no, sino hacia atrás para coger de la mano a esas personas que se quedaron atrás, y decirles nunca he podido dejar de pensarte. Me sentí culpable por cada momento que no estuvimos juntos. Empezamos a caminar de nuevo juntos, pero llega un recuerdo a nuestras mentes, donde empezó todo, y lo que pasó. Las ganas nos llenan pero el dolor nos puede y nos rompe. Me sueltas la mano y nuevamente me siento perdida en un camino que  si no es contigo no es camino.

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