Ya nunca lo podrás olvidar

Quemé todos esos textos que guardaba en el cajón por miedo a que leyeses mis pensamientos, pero tu leías mis sentimientos en braile cada vez que rozabas mi piel. Cuando me suplicabas un beso con la mirada, cada vez que tu sonrisa se encontraba con la mía en el aire. La mayoría de las veces nos resulta difícil alcanzar la felicidad, por las interferencias que hay entre la cuerda que une los corazones. Nos cuesta demasiado dejar de escuchar al mundo. Es difícil silenciar el ruido que hace que se compliquen las cosas, pero a veces lo consiguen, logras escuchar ese latido, y dejas volar la mente en ese pequeño momento de éxtasis. Un momento de felicidad absoluta dado por un simple recuerdo que ya nunca podrás olvidar.