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miércoles, 2 de diciembre de 2015

Dueña de mi insomnio errante

Te envidio por ser como eres
Por tu amor propio
Y la facilidad de refugiarte en tu mundo
Cuando algo sale mal.

Admiro tu fortaleza para ignorarlo todo
Y esconderte bajo las sábanas.
Como si ese fuese el lugar más seguro del mundo
Donde las balas no llegan y las palabras no hacen daño.
Te miro
Y veo el mundo tras de ti
Con las palabras arrastra
Y el suelo lleno de historias que ya son pasado.
A veces te miro y encuentro tan seguro el mundo
Que me dan ganas de esconderme contigo,
Reír como si nada más importase
Y bebernos a trago la última botella de Lambrusco.
Te miro, y en mi guerra encuentro tu paz
En mi tristeza encuentro tu armonía
Y en tus ojos encuentro la belleza eterna.
Contigo encuentro salida a mi pena.
Pero de nuevo te encierras
Y siento que el mundo se derrumba
La noche nos dará de nuevo la felicidad que los días nos quitan,
Y volverá la magia como si los días no se hubiesen marchado.
Nos escaparemos de la ciudad
Dejando en ruinas nuestros corazones apagados
Y huiremos donde los nuevos horizontes ya no nos dañen
Como prófugas que quieren no quererse ya más.

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