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domingo, 20 de octubre de 2013

Una dosis de hipocresía por doquier

Siempre existirá ese momento en nuestras vidas en el que nos alejamos demasiado. Pensamos que estamos haciendo lo correcto, porque ya no encajamos en ese grupo de amigas, o simplemente sobramos. Pero un día, la tentación vuelve a ti y decides salir, solo para ver si ha cambiado el mundo sin ti, para ver si sigue girando y si las personas que te prometieron no fallarte han caído.
Después de un tiempo aprendí, que la mayoría de las personas tienen un precio, y que viven esperando que alguien sea interesante para venderte, y siempre lo harán al mejor postor.
El día de mi regreso entendí que no existen las amigas de verdad, sino las amistades fantasmas, con ganas de alimentar otras bocas con vidas que no les pertenecen, pero lo que si existirá siempre será una amiga no diremos verdadera, pero si la mejor, aquella que siempre te escuchará cuando tu voz no suene, la que siempre pase lo que pase estará ahí para un consejo, un día de fiesta o un día malo.
Yo en la amistad decidí valorar más la calidad que la cantidad, y desde que empecé a hacerlo puedo asegurar que no me ha ido muy bien, porque todas aquellas cantidades que sobraban han sabido como hacer para joder y hacerme infeliz. 
Hay algo que me queda muy claro y es que cada cuál siempre mirará por su interés, prometo hacerlo yo también y podréis tener la certeza de que no me volveréis a ver jamás, pues prefiero darme de bruces sola y mirar a la pared que ver todas aquellas caras de hipócritas que tenéis.